La formación InCompany de Idiomas

En el ámbito laboral de las empresas hay una realidad incuestionable: los idiomas cada vez adquieren más importancia en un mercado económico globalizado. Los trabajadores deben formarse para seguir progresando y reciclándose, lo que requiere restarle tiempo a su vida fuera de la empresa (familia y ocio), y por ello los cursos In-Company se presentan como una solución que ofrece formación dentro de la empresa cada vez más orientada al desarrollo lingüístico.

La formación In-Company, según James Hoyle, director de Go English, proveedora de idiomas para empresas, se puede definir como formación que se realiza en el entorno laboral, pagado por la empresa, para el desarrollo y/o mejora de competencias y aptitudes profesionales.

El primer paso para planificar una formación de idiomas In-Company es conocer los objetivos de la empresa para diseñar un plan que lleva a los alumnos desde su nivel actual al alcance de las competencias requeridas. “En nuestro caso, siempre preguntamos al cliente para qué necesitará el idioma cada uno de los alumnos. No es lo mismo formar a un arquitecto para dirigir a un equipo de obreros que a un recepcionista para contestar el teléfono”, nos explica Andrew Miles, director gerente de English for Business, empresa de formación de idiomas con más de 25 años de experiencia.

El principal reto para las empresas formadoras radica en adaptar los cursos a los diferentes niveles de los trabajadores y establecer el horario de las clases. “Hay que realizar pruebas de nivel a la plantilla, tanto orales como escritas”, indica Hoyle. “No es recomendable, ni conveniente mezclar niveles, porque sabemos que el cliente terminará malgastando el dinero”, añade Miles.

Cuando planteamos la incógnita de formación presencial u online, ambos expertos coinciden que lo importante es encontrar un equilibrio entre la disponibilidad del trabajador y la logística con la que cuenta de la empresa. Una formación 100% presencial tienen la desventaja del coste más elevado y el impacto en los recursos de la empresa: aulas, horas laborales, etc. Una formación 100% online, aunque permite al alumno acceder al contenido cuando disponga de tiempo, no es aconsejable, ya que no es posible desarrollar las destrezas orales y la comunicación escrita correctamente. Por lo que un sistema blended se presenta como una alternativa cuanto menos interesante que une las ventajas de cada modalidad.

El director-gerente de English for Business matiza “ambos sistemas son buenos si los tutores son buenos”. Y en este punto en el que hablamos del factor humano nos surge una pregunta siempre controvertida: ¿Profesores nativos o no nativos? Aunque no lo crean, la respuesta es sencilla: “Se aconseja docentes cualificados y con la experiencia adecuada. Un docente puede ser nativo y a la vez sin capacidad de enseñanza ninguna. Todos los docentes de idiomas necesitan un nivel que se puede definir como ‘nativo’ para tener los conocimientos lingüísticos necesarios. Ser ‘nativo’, es decir británico, americano o australiano, no es suficiente para ser un buen profesor de inglés”, asegura Hoyle.

El éxito total de este tipo de formación depende en última instancia del grado de compromiso de los participantes, de los recursos que la empresa ponga a disposición de la formación y la importancia que la empresa otorgue a al curso en desarrollo “si se convocan reuniones a la hora de clase, no hay manera”, señala el director de director de Go English.

Es por ello que la motivación en este tipo de formación adquiere una gran relevancia. Los trabajadores deben estar por sí mismos motivados al aprendizaje ya que “los idiomas son carreras de fondo que llevan muchas horas y varios años “, indica Miles. Por su parte Hoyle afirma que “forma parte de la cultura de la empresa concienciar de las ventajas que tiene en sus posibilidades de avance en la entidad la mejora en las competencias lingüísticas.” Pero no sólo los trabajadores se benefician de esta formación en idiomas, sino que “la empresa con una plantilla que conozca bien el inglés podrá aprovechar las oportunidades internacionales cuando aparezcan”, asegura Miles.

“No existe una varita mágica para la formación de idiomas. Seleccionar un proveedor que trabaje a medio/largo plazo con tu entidad para alcanzar los objetivos estratégicos es la clave. Con el tiempo, podemos esperar que los niveles generales de competencia mejorarán y de cara al futuro, el objetivo será mejorar la capacidad de comunicación no solo en el idioma extranjero, sino en toda la organización”, concluye Hoyle.

Miles nos asegura que “organizar un programa de formación en empresas no es complejo si se cuenta con el partner adecuado. Un especialista en formación en idiomas podrá organizar las clases con un criterio profesional y estricto que debería permitir a los alumnos alcanzar un nivel de comunicación acorde con las necesidades de su puesto sin incurrir en costes excesivos. En nuestro caso, siempre buscamos la solución más eficiente en cuanto a calidad, tiempos y coste.”